“ERA UNA VEZ… ERA UNA VEZ”

Aquel camino rural nace en la primera calle de mi Pueblo, del lado norte donde se levanta el arco de la entrada. Cruzando la ruta 6, hacia el oeste, estaban ellos. Como caballeros, con sus grandes “sombreros verdes“, robustos, altivos. Señoriales paraisales que se inclinaban, como para saludarme, cuando entraba bajo sus copas que, de ambos lados, se alzaban al cielo cruzándose allá arriba. Creaban un túnel de frescas sombras que en primavera se vestían con sus trajes de gala celeste. De perfumadas flores, que se asomaban a la vida para darnos el más bello y agradable paisaje de paz; coronando con el trinar de una maravillosa orquesta de pájaros.

A esa pintura, entrábamos con mi familia. A disfrutar de sus sombras en las ardientes siestas del verano. La fauna encontraba un lugar casi ideal para vivir y, en especial el ganado, descansaba bajo su generosidad, huyendo de los rayos del sol.

¡Qué bello era todo aquello! Si me parece sentir los pájaros, los perfumes de verdes y de flores; con un sabor de miel de panales en el aire y nostalgias de recuerdos…

¿Qué les pasó?